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Patrimonio etnográfico

El proceso de adaptación a un espacio ecológico difícil, dio lugar a una serie de recursos técnicos y económicos muy especializados, cuya eficacia ha permitido que se mantengan en uso hasta el presente. Y es este patrimonio conservado es el que define nuestro paisaje.

Hórreos y paneras- son uno de los espacios de almacenaje de la casería asturiana. Su diseño más habitual, de planta cuadrada con cubierta a cuatro aguas, data de la Edad Media, aunque en el siglo XVII, tras la introducción del maíz, se generaliza en Asturias una variante: la panera, de planta rectangular y que reposa sobre seis o más pilares.

La riqueza decorativa que caracteriza a algunos hórreos de este concejo, viene determinada por motivos geométricos, figuras humanas y, en menor medida, animales. Las composiciones son armoniosas, estilizadas y elegantes.

De entre todos los ejemplares del concejo, con unos 300 hórreos, destacan las decoraciones encontradas en hórreos de los pueblos de Aciera, Bermiego, Casares, Villar de Salceo, Coañana, Cienfuegos y Vallín.

Entre los molinos que aún se conservan se encuentran los de Bermiego, Corroriu, Veiga, Rodiles y Cortes, entre otros.

Betsares y corros como los de Canchongo, al final de la pista ganadera que sube desde Villamarcel.

Casi todos los pueblos conservan su antiguo lavadero, podemos destacar los siguientes: Aciera, Tene, Las Agüeras, Villaorille, Bermiego, Arrojo, Veiga, Villagondú, Toriezo, Fresnedo, Salcedo (La Villa, Las Vallinas), Villar de Salcedo, San Salvador, Coañana, Villamarcel, Ronderos, Ricabo, Llanuces, Murias, Las Llanas, Cienfuegos, Villar de Cienfuegos, Fresnedo de Cortes, El Corral, Cortes, Lindes, Muriellos, Vallín, Rano, Pedroveya, La Rebollada, etc...